Despertando de la secundaria

“Duerme soñando…”

De todo sueño se tiene que despertar, y la secundaria no es la excepción. Momentos buenos y malos que forjan el carácter y la personalidad, la última parada formativa antes de poner a prueba todo lo aprendido.

Ya habría tiempo para todo lo serio y desconocido de los distintos destinos que nos esperaban. Era momento de celebrar nuestros últimos días de secundaria. Atrás habían quedado ya las preocupaciones de los exámenes y calificaciones. Las decisiones respecto al siguiente nivel ya estaban hechas en su mayoría y los caminos más o menos trazados. El resto de nuestros días eran sólo un trámite, aunque desde la perspectiva de la secundaria eran lo más valioso que nos quedaba, el polvo al final de la bolsa de frituras que te aseguras de comer hasta la última migaja, tan rica como todo lo demás.

Mi grupo decidió realizar un viaje a un lugar en medio de la nada. Digo realizar porque si hubiésemos organizado o pensado lo que íbamos a hacer tal vez hubiera salido mejor, pero es el tipo de cosas que se hacen cuando todo se dice y hace en menos de 2 horas el mismo día.

Como en muchas cosas en la vida, lo importante no es el destino sino el viaje. Sin estar muy seguro de lo que estaba pasando, terminé trepado en un camión con mis compañeras y compañeros. En algún punto del recorrido, en medio de todo el alboroto de tan adolescente concurrencia, alguien comenzó a cantar esta canción. El resto del grupo no tardó en unirse a tan singular y difícil interpretación. Un logro sin duda que se registraba para completar nuestro perfil generacional. Misión cumplida.

Después de llegar a nuestro destino terminé con un pequeño grupo que no estaba convencido de lo que estábamos haciendo ahí, pensando que tal vez lo mejor sería regresar. Tuvimos que caminar por un sendero entre matorrales y arbustos para llegar a un camino cercano donde tomar un transporte que nos regresara a la ciudad. En esa parte del recorrido platicamos de lo que haríamos con nuestras vidas y lo que recordaríamos de los últimos años. Cabe mencionar que en este pequeño grupo no había nadie con quien conviviera regularmente, pero les conocía. Lo importante era acompañarnos en nuestro camino de vuelta y eso fue lo que hicimos.

Nos tomó dos camiones llegar a las cercanías de la escuela. Yo me bajé antes porque me quedaba más cerca mi casa. Vi alejarse el camión con aquellas personas con las que acababa de compartir semejante experiencia. Terminé mis días de secundaria con personas que apenas conocía y que no volvería a ver jamás. Una sensación de insatisfacción me picoteó la nuca mientras caminaba rumbo a mi casa. ¿Así es como terminaba todo?

La vida, en tratar de entenderla, se nos va. En ese momento la secundaria se me acababa de ir. Despertaba con incertidumbre a mi siguiente realidad.

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1 Response

  1. Eliza says:

    “Como muchas cosas en la vida, lo importante no es el destino sino el viaje” sabias palabras… Y el viaje… Continúa…

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