En busca de un lugar

“…”

Efrén me ofreció su casa sin condiciones y le tomé la palabra por unas semanas. Ahora tenía empleo de nuevo, pero me quedaba considerablemente lejos, y por el momento mis pies eran el único medio de transporte confiable del que disponía; así que me propuse buscar un alojamiento que me quedara más cerca del trabajo y de mi familia.

Me acababan de asignar una computadora, que por azares del destino había pasado por manos de César, el guitarrista legendario que nos acompañó en la banda por un tiempo. La colección de música que había dejado en ella fue un descubrimiento invaluable. Varios discos por escuchar, recomendados implícitamente por una muy buena referencia. Elegí primero uno de Joe Satriani. Ya había escuchado otro disco anteriormente y me había gustado, así que era de lo mejor que podía escoger para empezar.

Fue entonces que, con motivación para mis pies y música para mis oídos, me dispuse a recorrer las opciones que había por ahí.

Escuché esta canción mientras caminaba por una colonia que ya había recorrido antes, pero que no imaginaba que pudiese tener alguna opción para mí. Las calles empedradas y tranquilas al sol del medio día le daban un toque misterioso, al tiempo que la canción me hacía sentir que andaba por un desierto imaginario en busca de algún tesoro perdido.

Y lo encontré. Era un pequeño departamento con dos habitaciones, una mini cocina y sala comedor; que estaban más que bien para alguien que no tenía nada que poner en ellas… a menos que en vez de sala pusiera otra cosa, como instrumentos musicales y una banda de amigos reuniéndose de nuevo para tocar. El espacio era ideal porque, aunque la colonia era tranquila, el departamento estaba rodeado por un espacio bastante amplio, suficiente como para no molestar tanto al vecindario.

Era el lugar perfecto para comenzar de nuevo. El siguiente ciclo comenzaba.