Evaluación

“And I should contemplate this change”

Todo comenzaba a perfilarse como una prueba de valor. Tenía que medirme y encontrar un punto de referencia. Fue así como comencé a buscar empleo de nuevo, no tanto por lo económico; necesitaba sentir que mis habilidades y mi perfil eran valiosos. Entonces se comenzó a dibujar la idea de apuntar hacia lo más lejos posible, figurativa y literalmente.

Algo debe haber en la creencia de que quienes se van a trabajar al extranjero reflejan su valor como profesionistas y como personas. Se disponen a someterse a otros estándares, además de los de su propio país y pasar la prueba.

Comenzó como un ejercicio. Una empresa de tecnología había publicado unas vacantes para trabajar en Estados Unidos; había que tener un buen nivel de inglés y de programación. Inicié el proceso, pasé la entrevista y el examen sin problemas. Después, había que averiguar con el servicio consular si era candidato para una visa de trabajo. Como resultado me fue otorgada una visa de profesionista, con lo que oficialmente estaba acreditado para trabajar en Estados Unidos.

Tenía entonces lo que se necesitaba. ¿Lo haría? ¿Era necesario? ¿Valía la pena?

En plantear estas preguntas comenzaba la ambigüedad. Me resultaba difícil responderlas con objetividad. Pensaba más en la falta de logros aquí como motivo suficiente para buscarlos en otro lado. Y falta de vínculos en general.

Lo que ya tenía tintes de un periodo depresivo se juntó con las ganas de no querer continuar donde estaba.

La decisión estaba tomada.


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