Horizonte de eventos

“Where are you now? are you proud of the life you wasted?”

Mi amistad con Fausto pasaba por un distanciamiento considerable, aquel que había comenzado un día frío de primavera. Solo estática y ruido blanco en el radar, y en realidad estaba bien. Cada quien por su cuenta pasaba por su respectivo proceso. Era necesario que el núcleo radioactivo se enfriara un poco para tratar de hacer algo con el, y para eso se requería tiempo; pero en situaciones en que la distancia incrementa con el tiempo, quizás no era recomendable dejar pasar mucho. Había que evitar llegar al límite que tiende a infinito.

En el mismo punto pero en otro plano, hacía tiempo que no escuchaba algo nuevo del grupo Nightwish, luego de la ruptura con su vocalista y el disco que lanzaron con una nueva. Era una pena que las cosas se quedaran así. La nueva vocalista era buena, pero no tenía el estilo de Tarja que me gustaba. Entonces una compañera de trabajo me comentó que Tarja había iniciado su proyecto como solista, por lo que tenía que escucharlo.

Y me gustó. Por supuesto que la influencia de Nightwish era evidente, pero el núcleo de esa idea que me gustaba estaba ahí. Pensé entonces que el grupo había perdido más que la vocalista, pero en el fondo me incomodaba la idea de tener que determinar quién había perdido más, simplemente porque no es ningún consuelo medirlo ni compararlo, las cosas solo se pierden y la magnitud es siempre aparente.

Tarja anunció que vendría a Mexico para un concierto por aquellos días. Fue en ese punto que ambos planos se intersectaron. Debimos haber coincidido en alguna reunión de la prepa. Si bien al principio me mostraba todavía receloso, no había más razón que fuera suficiente para mantener la distancia; después de todo siempre fuimos muy cercanos y todo lo que compartimos no cesaría de haber pasado, pero más importante aún era lo que si se podía perder simplemente por no suceder.

Con el orgullo de lado, pensé que sería una buena idea ir con Fausto al concierto, y lo fue. La magia de “El circo volador” y el mercado de extravagancias a las afueras, del que conservo un llavero y uno de mis discos favoritos, así como poder apreciar en vivo el proyecto de Tarja hicieron de la idea una buena experiencia.

Lejos quedaba el horizonte de eventos del que no hay escape, mientras los astronautas contemplaban lo recorrido con satisfacción. Después de todo, el universo es un lugar muy inmenso y solitario.


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