Precaución
“..mais je sais pourquoi on m’appelle mademoiselle pas de chance”
Llegábamos a la mitad del semestre con un buen pronóstico a pesar del clima. Esos meses de septiembre y octubre fueron extraordinariamente lluviosos, causando inundaciones importantes en varios puntos de la ciudad, entre ellos el tecnológico en el que estudiábamos.
Nos reponíamos de las afectaciones en la escuela y me dedicaba bien a las materias, especialmente a matemáticas, en la que ya había recibido mi primer aviso el semestre anterior. Y es que, a pesar de que todo iba bien, se nos presentó el siguiente aviso; y para ser más preciso, a ti.
No era un tema escolar ni nada parecido, aunque realmente desconozco la causa, sólo un día me dijiste que debíamos parar. Definitivamente me tomó por sorpresa.
Me confundió que me dijeras que temías perder mi amistad, como si al estar ahora contigo hubiese dejado de ser tu amigo, como si ahora fuésemos personas diferentes, cuando lo curioso es que contigo siempre fui más yo de lo que haya podido ser, antes y después de haber cruzado la línea.
Me pediste tiempo para estar sola y que por favor no te buscara, a lo que accedí con cuidado.
No sabía bien lo que estaba pasando, así que lo mejor sería que las cosas tomaran su sitio poco a poco, cualquiera que este fuese.
El problema es que había una variable más en este sistema. El agujero negro en miniatura que deambula perdido por mi universo anunciaba un cambio gravitatorio sorpresivo.
En esos días mi papá me comentó que, nuevamente habríamos de cambiarnos de casa. Una vez más, como otras tantas antes, desaparecería del mapa sin poder avisarte.
Sólo quedaba ver a donde apuntaba el vector resultante.