Días posibles

“Hoy puede ser un gran día”

Aquellos días tenían la misma forma de comenzar. Mientras mi papá se preparaba para ir a trabajar, en el radio se escuchaba el programa matutino de Guillermo Ochoa. La transmisión terminaba siempre con una reflexión sobre la vida a modo de anécdotas, momento en el que todos los sonidos de la casa se detenían para escuchar aquellas palabras de sabiduría.

Historias, consejos, datos curiosos e incluso palabras de aliento para momentos difíciles finalizaban el bloque de radio para la mayoría de las personas antes de iniciar la jornada laboral. Al cierre se escuchaba esta canción justo como el último sorbo de café que nos dará lo que necesitamos para tener un gran día.

Para mí, que entonces sólo trabajaba por las tardes, representaba únicamente el momento en que mi papá saldría de casa y tendría el resto del día para distraerme y perder el tiempo hasta que llegara el momento de ir a trabajar.

Días y posibilidades infinitas transcurrían en realidades alternas, mientras para mí todos los días transcurrían idénticos en soledad.

Al final todo eso quedó sólo en potencial, mientras un muchacho sin rumbo mira el comienzo de días soleados y espléndidos desde la ventana.

La vida estaba en otro lado, en otros días.

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