Un Café en La Lejania
Mi instinto me dijo que te quedarías, que tendríamos una oportunidad de conocernos mas… Me pregunto si fué el instinto y no la esperanza, o tal vez la ilusión, quizá la ansiedad… o a lo mejor fueron todos ellos, moviendo sin control los hilos de esta marioneta que soy yo.
Como quiera que sea te esperé, y no apareciste…
Donde quiera que estés espero que recuerdes la promesa implícita de lo que pudo ser y no fué.
Al Instinto tendré que guardarlo por un tiempo y enseñarle a ser mas modesto con sus suposiciones. El y el sentido común seguro tendrán mucho de que hablar.
La Ilusión tendrá que volver al letargo de un futuro inexistente y dormir entre las páginas de un libro que quizá jamás se escriba.
La Ansiedad no tendrá mas lugar ni sentido por aquí, esa pequeña nerviosa tendrá que madurar y convertirse en alguna sensación fría y calculadora que pueda manejar mejor estas situaciones.
Y por último la Esperanza, siempre hasta el último, para bien y para mal se quedará mirándonos en la lejanía, como siempre, con una leve sonrisa.
Y entonces ambos nos preguntaremos si alguna vez existirá en esta línea de tiempo una oportunidad para una taza de café compartida. Luego sonreiremos, y en señal de despecho diremos que “como que no eramos tan compatibles después de todo” y nuestra sonrisa no tendrá nada detrás, mas que la inseguridad de que no tenemos ningún argumento para respaldar nuestras palabras, porque no sabemos lo que estamos diciendo.
Lo que si sabemos es que, si hay una lista de cosas por hacer antes de morir estaremos en la lista de cada uno. Quien sabe, igual y sólo tendremos una charla trivial en la que diremos que si a muchas cosas pero no diremos cuando, disfrazando de cordialidad la incomodidad de tener que decir que no nos volveremos a ver, pero entonces habremos terminado con algo que quedó pendiente. El Instinto, la Ansiedad, la Ilusión e incluso la Esperanza, todos desaparecerán. Finalmente quedaremos sólo tu y yo, y podrás decir que fuí una buena persona. Y nada más.
instinto, ansiedad, ilusión, esperanza… jamas los perderé, me dejare mover por ellos, y me dejare vivir, con un poco de suerte sera hermoso…
Instinto, ansiedad, ilusión, esperanza… son a veces como los hilos de la marioneta, que cuando no se mueven bien y en armonía, lo único que logran es que ésta se mueva convulsiva y arrítmicamente. Estos hilos hay que saberlos mover… y vivir con ellos.