Migración
“…”
Pienso en una planta que tuve que por alguna razón se enfermó. Sus tallos se tornaban amarillos y débiles. Apenas podía sostenerse. Tomé uno de los tallos y sin esfuerzo salió de la tierra. Algo tenía en sus raíces que no se agarraba bien a la tierra en la que estaba.
Con la misma facilidad fui separando mis tallos de la tierra en la que vivía. Acomodé las pertenencias que cupieron en un cuarto que me ofreció mi amigo Efrén y regalé las demás. Era poca la conciencia con la que estaba transitando por esos momentos. Hablaba con mi familia y amistades como quien se va a ir de vacaciones. Fui incapaz de percibir la tristeza con la que se despidieron de mi, tal vez porque queríamos minimizar el asunto por completo. Resultaba todo tan sencillo que me impidió ver la magnitud de lo que estaba pasando. Estaba dejando atrás lo poco que tenía con tal de encontrar algo más. Si bien era poco en cantidad, era simbólico por lo que representaba para mí, aunque en ese momento no pudiese apreciarlo.
Atrás quedaba en un cuarto una parte de mí. Otros fragmentos quedaban en las personas que me querían y que me desearon lo mejor, que era lo único que podían hacer por esta alma peregrina. Una parte de mi se quedaba hibernando, esperando paciente a que la otra encontrara de nuevo la chispa que se había perdido.
Partes de esta Nave de Teseo habrían de reemplazarse como resultado, pero ¿seguiría siendo la misma? En teoría, si. Aunque otra teoría dice que quien se va ya no vuelve, porque quien vuelve no es la misma persona que se fue.
Tendría tiempo de sobra para pensarlo.