Adios amigo
“no te vayas matador…”
La despedida nos tomó por sorpresa. No tuve forma de saber que nuestras aventuras habrían de terminar ese verano, aventuras que compartimos desde que yo me acuerdo. Mejores amigos desde la infancia, incontables momentos y recuerdos. Noches de pijamadas, mañanas de caricaturas, tardes del programa del juego de la oca, deliciosas tortillas de harina de tu mamá, divertidos juegos de mesa e innumerables cascaritas de futbol y pláticas de super campeones. El mejor amigo que un niño puede tener.
Justo al terminar la primaria te acompañé un par de veces a un campamento de verano. Mientras tanto mi familia comenzaba a dar el paso a otra ciudad, dejando atrás aquello con lo que crecimos. Esta canción habría de sonar antes y después de nuestra última jugada.
Era yo el que se iba matador. Me dio mucho gusto crecer contigo y espero algún día poder volvernos a ver, estimado Pablo.