Ajenidad

Siento que voy a enloquecer de nuevo. Y esta vez no me voy a recuperar. Empiezo a oir voces, y no puedo concentrarme. Así que estoy haciendo lo que considero que es lo mejor. Tu me has dado la mejor felicidad posible.. No puedo más..

Después de ponerle el punto final a una nota que reescribió 3 veces, Adeline se puso su saco favorito y salió de su casa… Para nunca mas volver.

La depresión es una enfermedad impredecible, una batalla contra la locura cuya tregua a veces se firma con una nota de despedida.
Quien hubiera imaginado que Adeline, una mujer que lo tenía todo, hubiera pensado en terminar con la batalla de esa manera.
Tras ir leyendo la nota trataron de imaginarse los motivos.. ¿Amor? ¿Dinero? ¿Logros? Todo eso lo tenía. Vivía una vida feliz y pacífica con su amado esposo, con la holgura económica suficiente para poder dedicarse a la pasión de su vida: la escritura, misma que le dió una serie de reconocimientos en los círculos literarios de su época. ¿Entonces? ¿Qué invitación pudo ser tan persuasiva para convencerla de que era la mejor manera de solucionar las cosas?

En aquel momento ella sólo pensaba en su esposo y en el profundo amor que él le profesaba, tanto, que se preocupó por que el desenlace le afectara en lo menos. Después de todo, en su vida todo iba bien, nada les faltaba, sólo había algo que alteraba la armonía del retrato: Ella.
La sensación de no pertenencia era algo que no podía contrarrestar con nada. Esa sensación de soledad entre tanta gente, entre tantas cosas y entre tantos logros le impedía disfrutar de la plenitud de su vida. ¿Que hace falta para pertenecer a este mundo? Vivir no es suficiente. ¿Entonces? Compartir…
Es compartir aquello que haces, aquello que logras, aquello que percibes y que te impresiona lo que te da la sensación de pertenencia. Ese vínculo que se crea cuando le cuentas a alguien con emoción algo que sucede o cuando comparten algun momento especial. De nada sirve que alguien tenga todo en la vida, si no tiene esos vínculos que le permitan sentir que pertenece a algun lugar.

Ese fué el problema de Adeline, y de otros mas, que buscan en sus vidas esa sensación de pertenencia, un listón en la penumbra que les invite a regresar…

Al final, Adeline fué a aquel río, fuente perenne de inspiración, y le entregó lo mas preciado que tenía…

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2 Responses

  1. anónimo says:

    No es curioso como hay hilos, que si no son jalados,pueden hacer perder el compás a la marioneta?
    Algún profesor me dijo un día que la más fuerte de los emociones es la depresión y la desesperanza, nunca le creí…pero parece que Adeline lo hizo.
    Habrá flotado en las aguas frías como Olivia hizo, como tantos otros personajes de las amarillas páginas de las obras ajenas, de quienes pudieron haberla comprendido, de autores que fueron como ella.

    Qué te atrae a la tierra?
    Qué evita que salgas a la deriva…vagando entre las estrellas?

    • Carlos Alfonso says:

      Todos los hilos están conectados por algo..

      Ah… mejor no lo pudiste haber dicho.. De algun modo necesitamos vínculos que nos mantengan en esta vida..
      Me recuerda un relato de un libro de lecturas de la primaria que hablaba de un señor que se enfermó de un padecimiento raro que lo hizo ponerse tan flaco que le costaba mantenerse en el piso y comenzó a flotar y su esposa lo tuvo que atar a la cama, como a un globo, para que no se fuera a ir. Un día entra una corriente de aire y lo saca por la ventana y se va volando…

      La idea de salir flotando a la deriva en rumbo de las estrellas es muy bonita… Cumplir por fin con esos anhelos de libertad. Pero, es bonito tambien tener hilos, porque sabes que en el otro extremo siempre habrá alguien que te quiere…

      Tal vez algún día, hoy no…

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