A la Mexicana

abandonedPoco es lo que se sabe de las vidas de Pablo y Pedro antes de que se contara esta historia. Hijos de Don Lázaro Ramos, ejidatario de Cuilapa, tuvieron una infancia rural típica de provincia. Al morir Don Lázaro, poco después de que terminaran el bachillerato, repartió la herencia entre los dos hermanos de modo que cada quien pudiera hacer su vida como quisiera.
Pedro no tardó en mudarse a la ciudad de López Rayón, cerca de la frontera, y abandonar pronto la vida de provincia. Tras pasar unos años de trabajo en trabajo sin tener mucha suerte y pasando muchas peripecias, logró establecerse como comerciante en el mercado Independencia, donde también conoce a su esposa, a quien ayuda a consolidar un fructífero negocio familiar que les da cierta posición en el gremio de comerciantes.
Pablo por su parte decidió continuar con la vida en el campo que les había inculcado su padre. Hacía ya bastante tiempo que las cosas eran difíciles para los campesinos en el país, sin embargo la vida de provincia tenía sus beneficios. Llevaba una vida relativamente tranquila, y aunque los problemas del campo parecían cada vez mas severos, Pablo estaba decidido a permanecer en Cuilapa.

Un dia Pablo ve pasar una caravana de camionetas por uno de los caminos que conectaba Cuilapa con el Complejo Industrial Frontera, que alguna vez fue un centro importante del desarrollo industrial de la región, pero que con el pasar de los años y la decadencia de la actividad industrial en favor de otros sectores terminó casi en el abandono. Pablo recordaba haber hecho varias incursiones furtivas a las naves abandonadas con su hermano como forma de entretenimiento y de escape de cuando en cuando de las labores cotidianas. Se podría decir que conocieron el lugar como sus únicos visitantes habituales durante varios años hasta poco antes de la muerte de su padre. Fue por eso que le extrañó ver movimiento en esa dirección y decidió seguirlos a la distancia. Entraron en una de las bodegas que tiempo atrás había pertenecido a una maquiladora. Nada especial había en esas bodegas, pues lucían igual de abandonadas que el resto, por lo que sintió una curiosidad inmensa por saber de que se trataba.
No transcurrió mucho tiempo después de que entraran en la bodega cuando volvieron a salir a toda prisa. De vez en cuando un grupo de empresarios se aparecía por el lugar con su correspondiente séquito de guaruras pretendiendo interesarse en reanudar la actividad industrial del complejo, pero jamas se concretaba nada.
Pasó un lapso de casi media hora desde que se fueron para que Pablo se sintiera tranquilo de nuevo. Desde su posición siguió la polvareda con la mirada hasta que su rastro se perdió en el horizonte. Fue entonces que la curiosidad le invadió de nuevo y decidió echar un vistazo a las bodegas de la maquiladora. Se preguntaba que tanto hubiera podido cambiar después de algunos años, y sobre todo si realmente pudiera haber algo de interés en esas bodegas abandonadas que valiera la pena. Aun con el miedo corriendo por sus venas, decidió no entrar por la entrada principal y mejor utilizar un acceso secundario que había por lo que alguna vez fue el cuarto de máquinas.
Ya en el interior de la nave principal contempla con sorpresa lo que sus ojos apenas pueden acreditar. Lo que hay dentro de la bodega es un espacio y equipo destinado al almacenamiento y distribución de lo que parece ser cocaína.
Tal fue su impresión que no tuvo mucho tiempo para pensar. Agarró 2 paquetes, los metió en su morral y se regresó al cuarto de máquinas. Tuvo mucho cuidado de regresar por el mismo lugar por donde había entrado, salir sigilosamente por el cuarto de máquinas y regresar a su casa por entre los matorrales.
Al llegar a casa, su mujer lo recibe con alivio, pues habían pasado ya un par de horas desde que se supone que debió haber llegado a casa. Pablo aun está atónito y sin palabras, y lo único que consigue hacer es sacar los paquetes del morral y ponerlos sobre la mesa.
Después de contemplarlos fijamente por unos momentos, Pablo le cuenta todo lo sucedido a su mujer para decidir que es lo mejor que pueden hacer y tras pensarlo mucho deciden recurrir a Pedro, quien gracias a los negocios está siempre bien conectado e informado.
A la mañana siguiente Pablo ya está en camino a López Rayón para ver a su hermano. Le cuenta todo lo que sucedió mientras Pedro escucha intrigado. Pablo siempre fue una persona sencilla, por lo que le sorprende completamente todo lo sucedido. Tras escucharlo, Pedro le dice que la situación está mas que clara y le advierte que está en un grave problema, pues saben de lo que este tipo de personas son capaces de hacer. Pablo le asegura que fue muy cuidadoso y que no tuvo problemas para entrar y salir de la bodega usando el cuarto de máquinas. Tras pensarlo un poco, Pedro le ofrece hacerse cargo del problema. Le pide los paquetes y le dice que se regrese a casa tranquilo.
Afortunadamente no fue difícil poner los paquetes a circular y obtener una buena suma de dinero por ellos. Salirse beneficiado de una situación como esta no fue algo que Pedro hubiera contemplado cuando ofreció su ayuda, pero ahora la curiosidad lo corroía. Si su hermano pudo entrar sin problemas el también podría hacerlo. Su imaginación le llevó a pensar en todo lo que podría obtener si planeaba bien las cosas y lo hacía mejor que Pablo.
Es entonces que Pedro decide aventurarse y se dirige a las bodegas del Complejo Industrial Frontera a bordo de su camioneta. Al llegar trata de ocultarla entre los matorrales junto al cuarto de máquinas y entra a la bodega procediendo tal y como le contó Pablo. Encuentra sin problemas el acceso a la nave principal y carga con cuidado tantos paquetes como puede. De vuelta en el cuarto de máquinas se detiene un momento a pensar que según sus cálculos podría cargar mas paquetes de los que había llevado consigo, así que decide dar una segunda vuelta para traer mas. Estando en la nave principal escucha un sonido en las afueras que le es familiar. Es la alarma de su camioneta. Se escabulle rápidamente al cuarto de máquinas y se asoma por una de las ventanas. En el exterior alcanza a percibir algunos hombres armados que inspeccionan su camioneta.
No transcurre mucho tiempo para que los hombres se introduzcan en el cuarto de máquinas y encuentren a Pedro con todos los paquetes que había cargado en la primera vuelta. La situación es clara. La cuestión es que hacer con el.

 

Se trata del grupo criminal conocido como “La Clandestina”, que es un cártel pequeño de la región de Cuilapa que actúa como intermediario con cárteles mas grandes. Hasta hace unos años la operación y existencia de La Clandestina podrían considerarse como relativamente tranquilas teniendo en cuenta la situación general de los estados de la frontera norte del país. Los problemas comenzaron a ocurrir cuando los cárteles con los que operaban empezaron a introducirse en la región por cuenta propia para evitar el uso de intermediarios, lo cual dejaba a los de La Clandestina en un posible conflicto de intereses y sobre todo sospechosos de cualquier posible intrusión en su territorio.
Después de un breve interrogatorio en el que Pedro dijo la verdad, que nada tenía que ver él con ningún grupo rival ni nada. Se les agotan las opciones, tanto a el como a sus interrogadores. No tarda mucho en escucharse balazos en el cuarto de máquinas mientras Pedro muere acribillado sin clemencia.
Mario Beltrán alias “El Mayel” ha estado a la cabeza de La Clandestina desde sus inicios y jamás habían tenido problemas con individuos que actuaran por su cuenta en contra de La Clandestina, lo cual le obligaba a creer que el intruso seguramente no había actuado por cuenta propia. Aunque no encontraron cómplice alguno dentro de la camioneta ni en sus alrededores, decide que lo mejor será dejar una advertencia a quienes pudieran estar en complicidad, sobre todo pensando en que la ubicación de su base de operaciones pudiera estar comprometida.

 

Un par de días después Pablo recibe una llamada telefónica. Es la esposa de su Pedro, que está preocupada por su marido, quien no ha llegado a casa desde hace dos noches ni ha sido visto por alguien en los alrededores. Una sensación de apremio le invade inmediatamente, pues tiene una corazonada que se resiste a creer que pueda ser verdad.
Sin avisar a nadie, Pablo decide echar un vistazo por la bodega abandonada. Al acercarse al cuarto de máquinas, es grande su horror al encontrar el cuerpo descuartizado de Pedro exhibido en los alrededores. La culpa le convence entonces de que debe recuperar el cuerpo de su hermano y darle Cristiana sepultura, por lo que decide aguardar en los matorrales hasta el anochecer.
Finalmente, después de bastantes vueltas para ponerse a salvo recupera todas las partes del cuerpo de Pedro. Sin embargo los problemas no han terminado. Piensa que debe ser discreto, tanto para darle la noticia a su cuñada, como para proceder con todo el asunto del velorio. Es entonces que se reúne con Mariano, uno de sus ayudantes de confianza, y le da instrucciones de que lleve los restos de su hermano al crematorio. Le explica lo importante que es que el asunto se lleve con extrema discreción, por lo que le recuerda que no debe dar absolutamente ninguna explicación. Aun así le da una buena cantidad de dinero para asegurarse de que los empleados del crematorio harán el trabajo sin hacer preguntas.
No hay problema alguno en el crematorio, pues las muertes misteriosas y sin notificación de las autoridades son cosa de todos los días desde hace ya algunos años a partir de que los cárteles entraron en conflicto por el control de la plaza, por lo que los crematorios y funerarias se limitan a hacer su trabajo sin hacer preguntas ni cuestionar para poder seguir en el negocio.
Pablo se encarga de hacer los arreglos necesarios para el velorio. Ya teniendo todo listo se arma de valor y le cuenta a su cuñada todo lo sucedido. Ella rompe en llanto y grita desconsoladamente la muerte de su marido. Pablo, a pesar de que la culpa y la tristeza le invaden el corazón, cree que eso es lo menos que puede hacer por todo lo que ha sucedido.

 

Las cosas en La Clandestina se han puesto mas tensas aun por los acontecimientos mas recientes, pues han descubierto que el cuerpo descuartizado que dejaron como advertencia ha desaparecido, por lo que asumen ahora que ya no se trata de una intrusión cualquiera y que incluso se han atrevido a desafiarlos, por lo que habrá que tomar medidas mas extremas sin importar quien o quienes hayan sido los impertinentes.

 

La rutina de todos los días en la colonia Leyes de Reforma se ve interrumpida cuando en un terreno baldío de la calle Juárez los vecinos se han reunido para el velorio de uno de los lugareños. Pocas horas después, 2  miembros de La Clandestina pasan por la calle Juárez en uno de sus rondines. Conocen bien a la gente del lugar y no han sabido de alguien que estuviera enfermo o que hubiera ocurrido un accidente. Para salir de dudas acuden al crematorio de la colonia e interrogan al encargado. Éste les cuenta lo sucedido y les dice que no tiene idea de quien pudiera ser el difunto, pero que efectivamente hubo algo inusual en la solicitud de cremación, pues al parecer el cuerpo había sido entregado en condiciones inusuales según el informe del empleado en turno.
Con esta información se reúnen con El Mayel para contarle lo sucedido. Es posible que la situación se les esté saliendo de control, sobre todo porque no tienen información precisa que vincule a alguien de la colonia con alguna banda rival, lo cual podría implicar la posible incursión de alguien mas en su territorio.

 

Los días transcurren con relativa calma para Pablo, su familia y vecinos mientras se llevan a cabo los ritos del Novenario. Pablo ha decidido que, tras finalizar el novenario se mudará con su familia lejos, porque a pesar de que tendrá que cargar por siempre con la muerte de su hermano espera que nadie mas de su familia tenga siquiera que saber lo que sucedió. Sin embargo su conciencia le dice que al menos debe una explicación que pueda darle a su cuñada al menos un poco de tranquilidad.

 

Poca información se tiene de lo que sucedió después. Los vecinos del lugar cuentan que el último día del novenario, justo mientras se rezaba el rosario, un grupo de 5 camionetas se apareció de pronto en la cuadra. De ellas descendieron varios hombres fuertemente armados con rifles y pistolas y sin dar aviso abrieron fuego sobre todos los asistentes. Se aseguraron además de disparar en las casas circundantes y a quien fuera que hubiera tenido el infortunio de ir pasando por ahí. Por último regaron gasolina sobre el predio y las casas de los alrededores para después prenderle fuego a todo y marcharse a toda velocidad.

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2 Responses

  1. Griss. says:

    Oh ,si “A la Mexicana”.

  1. October 23, 2012

    […] diferencias y similitudes entre la historia original de Alí Babá y los 40 ladrones y la versión A la Mexicana creada por […]

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