De todo un poco

“Leo las cartas, veo el futuro, hipnotizo”

Mi amigo Efrén bien podría haber salido de una historieta mexicana de los 70s. De barrio y entrón a todo lo que se ofrezca, poco es lo que me imagino le haría rajarse; atento y pícaro con las damas como Tintan en cualquiera de sus películas, son cosas que definitivamente lo hacen todo un personaje.

Al igual que con Gera, nos conocimos desde la escuela por otras amistades; pero fue hasta la agencia que realmente comenzamos a convivir. Desde antes ya había tenido una que otra aparición relevante, como cuando me convenció de inscribirme en el gimnasio con él y casi no fue, o en aquella aventura del gotcha.

Si he de ser honesto, realmente es poco lo que tenemos en común, quizás por cuestiones de hábitos, por como crecimos o simplemente por ser en extremo diferentes. Lo importante es que los proyectos, y después la vida nos hicieron trabajar en equipo, y fue genial. Tener de aliado a alguien con quien enfrentar los retos sin que se achique es invaluable, y vaya que con los años nos ha tocado de todo. Por si fuera poco, el reto de tener algo en común musicalmente hablando es también singular. Afortunadamente hay un lugar para mi amigo en estas memorias gracias a algunos recuerdos míos de música de otros tiempos. Es imposible hablar de la escena musical de los 80s, como sea que le quieran llamar al género, sin hablar de Maldita Vecindad, y en particular de este álbum. El color y el sonido popular de la gran ciudad se hacen presentes gracias a las historias y la música de este disco, del que conocía un par de canciones por las compilaciones de música de los 80s que rondaban por ahí, pero que escuché por completo cuando Efrén me lo compartió.

Compañeros de innumerables aventuras, y siempre con la gracia y picardía que sólo un amigo como él puede aportar, tengo la fortuna de poder decir que: yo si lo conocí.