Desaparicion primera

“Mirando al cielo buscando a un amigo pasado, que se marchó sin aviso, se lo llevó el destino…”

Siempre he sido como una hoja arrastrada por el viento, triste marioneta incapaz de ejercer voluntad propia a los caprichos del destino. Los momentos inocentes que compartimos aquellos días tendrían un final prematuro e indefinido.

Si el tiempo nos diera la vuelta te diría que siento mucho haberte dejado de pronto. Todas las cosas que te platiqué respecto a mi futuro habrían de cambiar sin mucha claridad. Primero hubo incertidumbre cuando te dije que tal vez me enviarían a cursar la preparatoria en otra ciudad. Al cancelarse ese plan jugamos con la idea de elegir el mismo camino. Me adelantaría al siguiente nivel y nos volveríamos a ver. Finalmente tampoco elegí el camino que nos llevaría por el mismo rumbo. No platicamos más sobre eso porque realmente no sabíamos lo que pasaría después. Ese quizá fue el problema.

El último día de la secundaria, mis compañeras y compañeros llenaron mi playera con sus firmas y buenos deseos. Pocos realmente relevantes. Un espacio pequeño quedó para la persona más importante: tú. Sólo pusiste tu nombre y una cara sonriente. Debí haber pensado que el mensaje de fondo sería la tristeza que quedaría en nuestro espacio vacío.

Las caminatas a tu casa ya no serían nuestras. Mis llamadas se quedarían para siempre en aquella esquina, y tu teléfono sonaría sin mi voz. Nuestros recuerdos se dormirían congelados en algún rincón entrañable. Las cenizas tibias se apagarían lentamente con el soplo del tiempo.

Esta es una memoria del futuro, pues no fui a saber que esta canción fue para mí hasta mucho tiempo después. Hoy cada vez que la escucho recuerdo aquel momento. Entonces y ahora nos separamos. Entonces, el destino habría de sorprendernos con algunos giros inesperados, ahora, las líneas sólo son rectas y apuntan hacia ninguna parte.

Sólo que el tiempo improbable, en el mayor de los absurdos, nos guiñara una última vez y permitiera decidir algo más; decidiría entonces alargar nuestros últimos momentos. Hasta entonces…

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