Falta de sentido
“Imagínate a las sirenas en la luna…”
Borroso en mis recuerdos, pero no por mala memoria, sino porque así ocurrió todo aquella noche. Otro ícono generacional se escucha mientras chicos y chicas se arremolinan en el centro de la fiesta.
Y no porque mi vista estuviera borrosa, o hubiese alcohol de por medio, no, la situación siempre fue borrosa para mí, como el significado real de esta canción.
Desde mi infancia fuimos parte de una comunidad religiosa muy integrada, con fuertes principios y vinculación de quienes la formaban. Para muchas personas era una cuestión de fe, para otras una cuestión de pertenencia y socialización en un ambiente relativamente sano y libre de lo que la gente conoce como “malas influencias”. Yo no encajaba en ningún grupo y para mí era una cuestión de obligación, pues ninguna de las cosas que pasaban dentro de aquella comunidad tenían sentido para mí: ni los principios ni la socialización ni la pertenencia ni la fe. La incomodidad se había ido acentuando con los años, haciendo borrosos los motivos por los que yo seguía dentro de aquel grupo, y clara la línea que debía cruzar para que todo aquello terminara.
Esa noche fue la cúspide, el punto más alto de aquella ola que estaba por romper. El grupo de jóvenes de la iglesia organizó una fiesta, a la cual fui casi obligado a asistir. No me sentía cómodo adentro, por lo que permanecí afuera del salón, dispuesto a esperar ahí a que acabara todo. Una de las personas encargadas del grupo salió por mí y me insistió que sería agradable que yo estuviera adentro, bailando y pasándola bien con el resto del grupo. Definitivamente no nos estábamos entendiendo. Era una persona muy linda, y siento mucho que haya tenido que lidiar conmigo. Accedí a entrar y me llevó junto con mi hermana y cierta chica con la que querían que quedara. Nunca hubo nada, y ella era particularmente hostil hacia mí. Llegué a sospechar que a ella también la forzaban, aunque quizá era yo lo único que le molestaba de todo aquello.
Entonces comenzó a sonar esta canción.
A ella le encantaba este grupo, y en realidad no había quien se resistiera a su coreografía, pues todo el mundo se la sabía. Yo sólo podía pensar en la coreografía que llevábamos un par de años tratando de presentar, de todas las veces que me hicieron quedar con ella y de todas las malas caras y situaciones incómodas. Ella bailaba con indiferencia, mientras yo sólo movía los pies con torpeza sólo por no estar inmóvil. Terminé naufragando en un mar de rostros y luces de colores. Al final sólo me miró con desdén y se fue con cualquier pretexto. Yo me salí del salón y permanecí afuera el resto de la noche.
Aún pienso en lo borrosos que fueron mis motivos para seguir siendo parte de la comunidad. Los sentimientos que se me disparan cuando escucho esta canción son negativos, mientras el resto de la gente sólo sonríe y baila alegremente. Es absurdo y triste, pero no creo que tenga nada que ver con una calle donde viven sirenas, eso tiene todo el sentido del mundo.