Fantasía sin final
“…born with the gift of magic…”
La integración de los compuestos naturales se va dando siempre por la afinidad de sus elementos.
Es así como Fausto llega a nuestro grupo. Aunque es difícil definir su personalidad por el rango tan amplio de carácterísticas que tiene, y su facilidad para pasar de un estado a otro, es sin duda alguien importante. Su compañía es invaluable para quienes lo conocemos y apreciamos.
El punto de integración definitivo estuvo relacionado con un disco de videojuegos que me dió mi papá. En el venían cientos de juegos, un poco pasados para la época, pero que sin duda eran suficientes para pasar horas y horas de entretenimiento.
De entre tantos que había, fui a escoger uno que me llamó la atención: Final Fantasy VI.
No me había encontrado antes con un juego tan completo. La historia, los personajes, el modo de juego y la música lo hacen una experiencia increible para quienes gustan del género de los juegos de rol. Su único defecto fue quizá la falta de tecnología para poder tener gráficos al nivel de todo lo demás, pero para lo que teníamos en aquél tiempo estaba perfecto.
Descubrí entonces que a Fausto también le gustaba este juego, tal vez más. Compartimos comentarios, experiencias y emociones. La huella que dejó en nosotros fue definitiva. Fausto ha pasado a jugar casi todos los juegos de la serie y a obtener distintos artículos de colección. Incluso llegamos a ir, años después, a un concierto sinfónico inspirado en la saga.
Yo me quedo definitivamente con la música, que me ha acompañado por años y épocas de mi vida. Me hace pensar en cosas épicas y positivas, a ratos melancólicas o reflexivas, pero siempre agradables para mi. Tesoros de magia y aventuras dentro de una canción.
Y es justo así como describiría nuestras aventuras con Fausto durante todos estos años. Me siento afortunado por su amistad, los momentos compartidos y las fantasías que aún no tienen final.