En buena compañía
“se delicado y espera, dame tiempo para darte todo lo que tengo”
Eran tiempos felices aquellos días en las prácticas de natación. Todo iba bien en la escuela y en la vida, por lo que había tiempo para soñar despiertos.
Esos días soleados nos invitaban a pensar en cosas agradables más adelante, en otro lugar. Hablábamos de lo bonito que sería ir de vacaciones a algún lugar de playa tal vez. Desde luego que había que ser pacientes, pero a largo plazo sonaba bastante bien.
En alguna playa, disfrutando de unas piñas coladas y el sonido de las olas continuamos con esas pláticas infinitas donde, de dos opciones, jugábamos a adivinar la preferida del otro.
En alguna playa, de un mundo paralelo.