Extinción
“…”
Pienso en una vela que tiene los días contados desde el momento en que se enciende, porque ninguna llama es para siempre ¿o si?.
Pienso en esto mientras escucho esta canción titulada “Romance”, sin especificar de qué tipo, ni en qué etapa. Su lenta melodía y el fondo cadencioso de unas cuerdas parecen sugerir la espera de algo, pero es una sin esperanza, porque lo que se espera ya llegó y ya se fue.
Solo queda esperar que se consuma la vela, con la cuenta misma de los días, que aunque es regresiva parece al mismo tiempo infinita.
Por fortuna había una fecha para esos días en el calendario, que justo al llegar a su último día concluiría también el contrato de arrendamiento del departamento con el que había comenzado esto, y que hoy solo contaba los días para que se terminara.
Porque pretender que me buscarías era igual de ingenuo que pretender que yo no seguía molesto, aunque hubiese resultado infinitamente más fácil si no sintiera nada por ti, y eso era quizá lo que mantenía la flama después de todo.
Pero el aire también se acaba, que en su transparencia contiene lo esencial para que vivamos las llamas y las personas, y que en nuestros últimos momentos titilamos por igual, tratando de alcanzar lo último de lo que nos mantiene.
Y así como, como se acaban las hojas de un calendario, también esta canción, y la flama de aquellos días, con quietud, lenta pero definitivamente.