Primer invierno

“iba sin luz, iba sin sol”

Apenas había pasado la prueba del primer semestre. El tono dubitativo del profesor de matemáticas lo dijo todo cuando llegó mi turno en la entrega de calificaciones finales:

-Ssss… setenta.

Nada mal considerando la pendiente (¡hola profe!); y la confusión después del penúltimo examen reprobado.

Los días que siguieron a aquel episodio fueron muy tensos. Con el orgullo maltratado, pero en pie, decidí alejarme de _3110 y Betsabé. Nada tenía que hacer ahí.

Enfrenté con arrojo las últimas pruebas del semestre. No permitiría una cachetada y un golpe en el orgullo consecutivos, por lo que llegué triunfante a la última semana de clases. Después vendrían los tan ansiados días de vacaciones, y no volvería a la escuela hasta comenzar el siguiente semestre.

Alguien tiene que recordarle siempre a la gente que a las aguas y a las mentes revueltas no hay que entrar. Pero como ese alguien no existía por nuestros rumbos, o no hablaba, supongo que por eso _3110 me fue a buscar.

-¿Entonces ya no seremos amigos? -me preguntó _3110 aquella tarde del último día de clases.
-Así es.
-¿Estás seguro?
-Si
-Eso quiere decir que ya no nos veremos.
-…
-¿Quieres ser mi novio?

El chiste se estaba contando solo, y era uno medio malo; pero, continuando con la sorpresa, dije que si.

Desde luego que fue un chiste muy corto. Resultó que había una mente todavía más revuelta que la mía, por lo que _3110 decidió que siempre no después de unas cuantas semanas.

Y no volvería a ver a _3110. No logró pasar de ese semestre.

Fue uno de los primeros días de enero, justo cuando va bajando la euforia del año nuevo, en un momento de lo más anticlimático, que escuché esta canción.

Me sentía el más tonto, sin nada que celebrar, pero estaba equivocado.

Había sobrevivido entero a las pruebas de aquel primer invierno.
La luz y el sol estaban más adelante.