Un espejo entre la multitud

“…as I drank from a cup which was counting my time”

Nancy trabajaba conmigo en la feria. Dos piedras más parecidas no pudieron haberse encontrado en aquel camino de polvo y viento.

Coincidimos en el turno vespertino de nuestro tormento con paga, como un par de animalitos rabiosos en un rincón. Afortunadamente pronto nos dimos cuenta de que realmente estábamos en el mismo equipo. Situaciones complicadas en la escuela y en la vida nos rodeaban, lo que nos llevaba a refugiarnos en la música, que es de lo que hablábamos gran parte del tiempo.

Dos discos fueron los que me prestó en esos días. El primero fue el de una banda llamada “SKP”, que me pasó inadvertido. Nunca supe si se podría sentir orgulloso de estar entre el proletariado. Pero el segundo marcó una época indiscutiblemente: Century Child, de la banda finlandesa Nightwish.

Si bien mi estilo tendía hacia lo rockero, por alguna razón hasta ese momento no me había encontrado con esta combinación de metal y arreglos sinfónicos, que de hecho llegaron a definir su propio subgénero musical.

Recuerdo la impresión de la fuerza de su música, el acompañamiento sinfónico, sus pausas dramáticas y por supuesto, la formidable voz de soprano de su vocalista.

No volví a saber más de Nancy, pero la música de Nightwish que me dejó inauguró su propio espacio en mi acervo y es, aún tras la ruptura con su vocalista, uno de mis grupos favoritos.

Me gusta pensar que algo de esto, que es uno de mis pilares musicales, me representa: intenso como su música y profundo como sus letras. El fantasma que llegaba a vivir al sótano de aquella ópera.

æDe hecho, la versión de “The Phantom of the Opera” de este grupo es más famosa, pero esta canción es la primera del disco.

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